El metro de las 10 y media.

Cuidado!!!..permisooo!!!...¡Ay!, ¡No empujen!...risas, aromas, música, bostezos, besos, abrazos, miradas, una rubia de risos como Valderrama, unos lentes que se sumergen en un libro, unos brazos que me rodean y mientras más avanzamos en el camino de los 20 minutos, más se acerca su perfil al mio.

El contacto de las fibras de su chaleco, transmitía ese magnetísmo, ese tipo de electricidad en donde se paran los pelos y sentirlo respirar tan cerca de mi oído, provocó esa sensación de adolecente, cuando por más que uno no quería sonrojarse, lo hacía el doble. Actué rápido, para no delatar mi actitud de tendencia lujuriosa y saqué el mp3, busqué la carpeta de R.E.M y comencé a escuchar. Es increíble como cambia el panorama cuando uno observa a los demás con un poco de música, parece que todos jugaran a interpretar un rol, mientras miraba, inconcientemente mi mano se acurrucaba bajo el brazo de aquel hombre, y él se movió para acercarse aún más.

Trataba de volarme un poco con pensamientos sobre las situaciones vivídas en el día, recordaba conversaciones, lecturas, imagenes, mis fotografías, la prueba de hoy en el instituto, los ojos verdes de mi compañero a quien nunca había mirado, me acordé del Marcos cuando me decía que siempre hacía todo en blanco y negro, que quizás debería poner un poco mas de color a mis vivencias, recordé a la Amalia y los ojos llorosos cuando nos titulamos en la universidad, también se me vino a la memoria Boris y su guitarra, me cantaba canciones de Aznar y de Sabina, cuando reíamos, el abrazo de año nuevo y el otro cuando me dijo adiós.

Cada estación de metro, se convirtió como una estación del vía crucis y me inundé en memorias...me veía corriendo por los pasillos del liceo, recibiendo el premio de poesía, me veia en el cine arte, cuando solo los dos llegamos a ver esa película, recordé el rostro de los niños del primer curso al que le hice clases, también cuando la luz de la ambulancia se alejaba de casa llevando a mi abuelo....eran tantas cosas, una mezcla de emociones que me mareaba y provocaba que saliera corriendo del lugar, mas esos brazos cálidos me detenían.

Cuánto puede mejorar una situación un simple abrazo?...rodeada de cientos de personas, pero nadie....nadie había ahí para darme lo que yo necesitaba...eso que no se vende en la farmacia, ni tampoco por catálogo...que para algunos es una cosa tan simple y para otros es un anhelo.

Al fin llego al metro Las rejas y avanzo hacia la puerta, mi bolso se engancha en su chaleco, por primera vez lo miro de frente a la cara y sonríe...rápido logra sacar la hebra de lana, le digo gracias y me giña el ojo en conjunto con una sonrisa....de alguna extraña forma me hizo sentir mejor.

Creo que este día, es el indicado para iniciar la serie de TV que quiero construir.